Este
post es una excepción. No es éste un lugar pensado para hablar de política. De
hecho, casi siempre evito hablar de política incluso en mi vida personal. En
realidad, de lo que quiero hablar no es de política sino de sentimientos.
Cómo
nos rompieron las pelotas estos últimos 12 años. Con qué malsano placer se
dedicaron a destruir todo lo que amamos siempre. A maldecirlo, a negarlo, a
pretender que nos sintiésemos culpables por ser quienes somos.
En
algún momento temí que el daño fuera irreversible. Tenía miedo de no llegar a
ver este momento (mi viejo, por ejemplo, no llegó a verlo). Tenía miedo de que
mis hijas, nacidas en este período, crecieran en un país condenado a ser fue como
en estos 12 años. A su estética decadente y su ética inexistente. Tenía miedo
de que llegara el día en que ellas no pudieran entenderme, que se creyeran todo
el verso que las rodeaba y pasaran a mirarme con recelo.
Por
eso hoy es un día de festejo. Después vendrán las vicisitudes del día a día,
los pequeños detalles de la construcción de un cambio que, seguramente, no va a
ser fácil ni va a salir gratis. Pero esos detalles ya no me interesan. Que los
analicen los editorialistas de los diarios del domingo; yo ya no los pienso
leer. Total, si sobreviví a 12 años de kirchnerismo, puedo sobrevivir a
cualquier cosa. Hoy celebro.
miércoles, 18 de marzo de 2015
BUENAS NOTICIAS: SE EDITA "JERUSALEM" DE ALAN MOORE
Según Moore, el
continuo espacio-tiempo forma una especie de “gran pelota de vidrio” donde el
pasado y el futuro están interminablemente fijos, y la vida humana es como
“pequeños filamentos incrustados en un huego gigantesco y vasto” (…) “Cada
persona, cada sorete de perro, cada lata de cerveza aplastada (…) nada se
pierde. Ninguna persona, ninguna brizna de partícula se pierde. Ningún evento.
Todo está ahí por siempre. Y si cualquier lugar es eterno, entonces el más
ígnaro de los barrios bajos es la ciudad eterna [esto es: Jerusalén], ¿no es
cierto? La cuádruple ciudad eterna de William Blake. Todas estas áreas
condenadas y desfavorecidas son Jerusalén, y cada persona en ellas es un ser
eterno, digno de respeto.”
“Jerusalem” es el título de su novela sobre su barrio
natal. La terminó en 2014, pero le llevó más de una década escribirla. Tiene
más de un millón de palabras; según se decía entonces, nadie le quería editar semejante ladrillo.
La buena noticia llega hoy en la web española Papel en Blanco. Aseguran que el libro está "en proceso de refinar" (lo van a reducir de un millón de palabras a "sólo" seiscientas mil) pero ya se ha anunciado que saldrá en otoño de 2016 tanto en Reino Unido (por Knockabout) como en EEUU (Liverlight Publishing).
“Yo estoy a cargo de este universo,
justo como tú estás a cargo de aquel universo. Así que soy la deidad suprema de
este universo, como podría serlo cualquier otro. Y no me voy a meter con el
universo de nadie más, al menos hasta donde pueda –y no es mi deseo hacerlo–,
así que más les vale que no se metan con el mío. Este es más o menos el
contrato que he establecido. Mi contrato con la realidad. Ustedes me dejan en
paz y yo los dejo en paz.”
martes, 9 de septiembre de 2014
Dos
hitos en mi fin de semana:
UNO:
“Robot Of Sherwood”, el capítulo 3 de la
última temporada de “Doctor Who”. El primer Gran Episodio del Nuevo Doctor.
Peter Cappaldi se recibió de Doctor en este capítulo. El Doctor lleva a Clara a
visitar a su personaje favorito, Robin Hood, y contra las predicciones del
Doctor (“es sólo un mito”), lo encuentran y lo hacen encajar en la mitología
oficial de la serie (los cybermen recaudan impuestos, etc.). Hay capítulos de
“Doctor Who” en los que se privilegia el terror, en otros la fantasía, en otros
la ciencia ficción. Este es uno de esos en los que prima la comedia, y resulta
impecable. Los momentos de celos y disputas verbales entre Robin Hood y el
Doctor son fascinantes. Clara está enamorada del mito de Robin Hood y transmite
ese amor en sus gestos, haciendo que uno se enamore de ella. Cualquier duda
sobre el nuevo Doctor queda despejada. Quiero ver esta serie una vez por semana
por todas las semanas de mi vida. Es lo mejor que se hizo en la Historia de la Televisión Mundial.
DOS:
Un clásico para mí: “Pink Moon Radio” en unaradio.com.ar. Como siempre buena
música, pero lo mejor está en los datos que te tiran. El domingo me hicieron
conocer este blog dedicado a uno de los mitos urbanos más desacreditados: el
que dice que Elvis Presley fraguó su muerte y vive en Argentina. Como Hitler. De
hecho, así es como arranca la narración; “Claro, es conocido que Hitler vive en
Bariloche. Jim Morrison cría ovejas en el sur y el Rey del Rocanrol, Elvis
Presley también vive en Argentina hace 36 años cuando simuló su muerte a lo
Yabrán y con un nombre falso”.
Recomiendo
la lectura atenta de la entrada y ver completo el video que la ilustra. No
tiene desperdicio.
El
video, supuestamente, fue producido en los EE.UU. conteniendo testimonios
recogidos en la Argentina,
los cuales son doblados al inglés. Es todo muy trucho y muy pronto queda en
evidencia que el video salió de acá mismo y le suman el audio en inglés para
que parezca un documental serio. El final (inspirado quizás en el “Rosebud” de
“Citizen Kane”) resulta demasiado trucho y me hace pensar que era mejor el
final cómico del video de Kapanga “Soy Elvis”.
La
historia en la que se basa el mito, sí nació, aparentemente, en EE.UU. Dice que
Elvis trabajaba de informante para la
DEA y que lo habían descubierto. En EE.UU. existe el famoso
“Programa de Protección de Testigos” que se ve en tantas películas policiales.
Por ese programa, el Estado te facilita fingir tu muerte y asumir una nueva
identidad en otro lugar, proveyéndote de toda la documentación necesaria. Pero
también te pone límites: no podés obtener un rédito económico ni estafar a
nadie. Por eso, dicen, es que nadie se presentó nunca a a cobrar la millonaria
póliza de seguro de vida que tenía contratada Elvis.
Entonces:
los americanos que empezaron con esta tesis, descubrieron (o dicen haber
descubierto) que el mismo día del “entierro”, despegó un avión de pasajeros de
Pan Am rumbo al aeropuerto de Ezeiza. Uno de los pasajeros se llamaba “John
Burrows”, que era un alias que Elvis solía usar para registrarse en los hoteles
cuando iba de incógnito. A partir de ahí, necesariamente, la investigación
salta a la Argentina
y en este punto los autores del video van mezclando los datos americanos con
los que surgen de un libro escrito hace pocos años en la Argentina por un tal
Jerónimo Burgués (suena más a nick que a nombre real; me permito sospechar que
el tal Jerónimo Burgués puede ser uno de los responsables del video).
Se
dice entonces que el vuelo de Pan Am llegó a Ezeiza con una hora y media de
retraso y que, aunque no parece haberle llamado la atención a nadie, “había un
pasajero menos” si se compara la lista que hicieron el check out acá con los
que hicieron en check in en USA. El que falta, obvio, es John Burrows.
Entonces
aparece en el video el eslabón perdido: una entrevista a un tal “Jorge Daniel
García” (nombre suficientemente común para que no pueda ser rastreado por
Google; debe haber miles de personas con el mismo nombre), quien dice haber
estado haciendo la colimba en la base militar de El Palomar ese día. Dice que
estaba de guardia cuando vio descender un avión de pasajeros, un Boeing 747 de
Pan Am. Nunca se había visto un avión así en ese lugar. Lo esperaba una
limusina negra y varios falcons verdes de la Fuerza Aérea Argentina. A la
distancia vio que un pasajero bajaba del avión y subía a la limusina; pensó que
debía ser alguien muy importante “por el revuelo que se armó” para recibirlo.
Lamentablemente,
no leí el libro de Burgués. Quiero hacerlo. NECESITO hacerlo. El blog
transcribe el índice y ya es para flashear. Elvis y el poder. Elvis y la Dictadura. ¡¡¡Terminan
preguntándose por la relación entre Elvis y los Kirchner!!! ¡¡¡Y agregan una
foto de Elvis dándole la mano a alguien que, según el acápite sería Lázaro Báez
en los ’70!!! Demasiado bizarro. Hace que David Icke parezca Stephen Hawking.
Pero
lo que sigue después es todavía más loco porque involucra a un personaje
bizarro que recuerdo muy bien de mi
infancia.
Cuando
yo era chico, a fines de los ’70, lo único que podía conocer de la música en vivo era a través de los
“programas ómnibus” de los sábados y domingos, donde tocaban (o más a menudo
hacían playback) los inventos que las productoras querían promocionar. Mi idea
del “rock” en la niñez, por lo tanto, tenía que ver básicamente con dos de esos
engendros: Los Criss Cross (banda en la que tocaban Vitico, Guyot, Iturri y
Thot, pero con máscaras para no pasar vergüenza. Tocaban una sola canción:
“Súbete a mi moto”, un rock’n’roll compuesto por un compositor profesional de
hits: Richard Mochulske. Hace unos años lo conseguí en mp3 y me gusta
escucharlo cuando salgo a correr) y el protagonista de esta historia: Telmo y
sus Rockers.
Telmo
era lo que después supe que se llama un “Elvis Impersonator”. Imitaba la voz,
el vestuario y el baile del Rey. Pero tenía la particularidad de que no cantaba
en inglés. Traducía las letras de las canciones y las cantaba en español. Así,
mucho antes de escuchar las versiones originales, yo conocía los clásicos del
rock’n’roll de los ‘50 por las versiones castellanizadas de Telmo. No sólo eran
canciones de Elvis. La canción que más recuerdo era “Hay mucha agitación” (versión
en castellano de “Whole Lotta Shakin’ Goin’ On”), que después supe que Elvis
nunca lo grabó; fue un hit de Jerry Lee Lewis y en la Argentina de esos años
debe haber sido medianamente popular porque antes de Telmo lo había grabado,
también en español, Sandro. Claro; la métrica de un idioma y otra eran
distintas y había que inventar. Me quedó grabado el estribillo que cantaba
Telmo:
Hay mucha agitación
Cuando suena el rock’n’roll
Esta música nació
En los campos de algodón.
Si
alguna música “nació” en los campos de algodón habrá sido el blues; qué carajo
tiene que ver el rock’n’roll de Elvis y Jerry Lee Lewis con los campos de
algodón del Sur anterior a la
Guerra de Secesión no se me ocurre, pero se ve que en la
cabeza de Telmo todo estaba un poco mezclado.
Lo
cierto es que en el video entrevistan a alguien que afirma que en 1986 era
plomo de Telmo y sus Rockers. Habla de que para muchos Telmo fue el mejor
impersonator de la historia, que era casi igual y se apura para decir “no; no
era Elvis, por supuesto”. Así deja en claro que sabe de qué va el video.
“Seguramente vos querés que te cuente de aquella noche en el club Los
Matreros”.
Carnavales
de 1986, y el club “Los Matreros” organizaba uno de esos bailes con carteles
para toda la familia. Cerraba La
Torre (en pleno apogeo del rock nacional), pero también
actuaban Sergio Denis y Telmo y sus Rockers.
Dice
que ni bien terminaron de tocar, llegó un auto con “paramilitares” (ya
estábamos en democracia; no explica cómo reconoció que eran paramilitares). Le
dijeron a Telmo que necesitaban hablar con él y lo cargaron de prepo en el auto
negro con vidrios polarizados. Recién tres días después volvió a aparecer.
Cuando volvió, Telmo estaba como confundido y atemorizado. Ahí mismo disolvió
la banda y dijo que se alejaría por un tiempo de los ensayos porque tenía que
emprender un viaje.
Acá
viene lo grosso: según este tipo, Telmo
nunca volvió a su casa desde esa noche. Su familia dice no saber nada de él
desde entonces. Otra que Julio López. Telmo fue el primer desaparecido de la
democracia. Pero se ve que antes de desaparecer pudo contactarse con su familia
y tranquilizarlos, porque se aclara que no hubo ninguna investigación de
paradero, ni hábeas corpus, ni nada.
El
pibe dice que tres años después se encontró de casualidad con un primo de Telmo
que era guitarrista en los Rockers. El tipo le dijo que Telmo seguía
desaparecido, pero que una vez lo llamó por teléfono para aclararle que estaba
bien y qué era lo que había pasado esa noche. Dice que dentro del auto al que
lo subieron estaba Elvis vivo y rodeado de militares. Le dijeron que vivía de
incógnito en la Argentina
y que Telmo debía dejar de imitarlo porque, al hacerlo tan bien, tenían miedo
de que terminara llamando la atención sobre la Argentina. Que
la gente creyera que Telmo era Elvis, empezaran a buscarlo en la Argentina y terminaran
descubriendo la verdad.
Entonces
Telmo desapareció y se fue a vivir con una identidad falsa. Hasta en eso fue el
impersonator que más lejos llegó en la imitación de su ídolo. El “testigo” aclara
que eso es lo que le dijeron, pero que él no cree nada de eso.
No
lo cree nadie, pero no me digas que no es una buena historia.
Acá
esta el video (para que vean el final; al resto lo conté casi todo):
viernes, 7 de febrero de 2014
ALUD NEGRO: EL NUEVO MONSTRUO
Andrés Ruiz cambia de piel y crea un nuevo monstruo
inorgánico, grave y oscuro: Alud Negro. Junto a César Borra, en bajo, y Matías
Mielniczuk, en programaciones y teclados, la banda recorre paisaje oníricos que
se ajustan, desde lo lírico, a los tiempos de Tolkien mientras coquetean con
todo el post punk que haya cerca desde lo musical. De la canción experimental de Amuleto (2005) a la canción perfecta en Un Santo Nuevo (2012), Ruiz atravesó
varias mutaciones. Trabajó un formato de canción más esquiva, se puso oscuro,
luego dejó ropajes y cuando parecía consolidar una propuesta cercana a la
canción pop, decidió barajar y dar de nuevo. O no tanto… Uno de los aspectos más interesantes de Alud Negro es la
trama que propone la canción. A partir de una serie de beats que como puntadas
ponen a correr la máquina, los sintetizadores se entrelazan entre sí y van
abriendo paso a la melodía. Más tarde, una voz que parece haber encontrado su
lugar en el mundo hace el resto. Todo en ese camino parece fluir plácidamente,
un viaje en auto por la ruta en el campo, un campo en blanco y negro.
Sobrevuela, en buena parte del disco, algunos lazos con Los Encargados, aquel
puntapié inicial de Daniel Melero (el paisaje de “Cofre” parece arrancado de
Silencio, la primer placa de la banda).
Al mismo tiempo, y si de oscuridad se trata, al momento
de la entrevista Andrés se encontraba haciendo una gira por Europa del Este:
Holanda, Lituania, Letonia, Finlandia y Rusia los países elegidos. Desde
aquella tundra, via correo electrónico, las respuestas de un músico que siempre
se está moviéndose de lugar.
THE VELVET UNDERGROUND: EL LIBRO DE LAS PERVERSIONES
No es difícil imaginar a Lou Reed y John Cale en 1965 echándole un vistazo a The Velvet Underground antes de que decidieran llamar así al grupo en el que ambos estaban por aquel entonces. El interés por lo que contaban aquellas páginas debió de ser inmediato porque, aunque durante años se ha dicho que este libro era un novela semipornográfica, la realidad resulta mucho más sabrosa aún. The Velvet Underground era un ensayo realizado bajo una coartada periodística, a través del cual Micahel Leigh descubría, entre perplejo y asqueado, todo unsubmundo de relaciones sexuales practicadas en secreto por miembros de la feliz clase media americana de principios de la década de los 60. Un entramado que conforma ese terciopelo subterráneo al que hace referencia el título. Evitando ser explícito, pero dirigiendo el texto siempre hacia el morbo, el autor nos muestra cómo, en la Norteamérica de 1963, tan solo un poco antes de que la sexualidad fuera objeto de una revolución, el vecino y la vecina de la puerta de al lado ponen en práctica sus fantasías sexuales. Quizá fue por el tono ambiguo con el que Leigh va explicando sus descubrimientos, que Lou Reed se refirió a él como “el libro guarro más divertido que he leído nunca”.
Leyéndolo, Reed debió sentir que todo aquel inframundo documentado por Leigh (que no deja de insistir en el texto que él no es médico, que solo es un cronista) formaba parte del tejido humano que iba a formar parte de sus letras. Los personajes reales que aparecían en el ensayo podrían ser, por ejemplo, los protagonistas de "Venus In Furs", que ya estaba escrita cuando el libro llegó a manos del músico. No obstante, así como Reed nunca juzgó a sus personajes, y se limitó a revestirlos con poesía y mostrárselos al mundo, la posición de Leigh es muy diferente. Su libro nació por azar, al ver un anuncio en una revista que hablaba de un “club para gente poco convencional” interesada en intercambiar información sobre“cosas extrañas””. Tras escribir a la dirección señalada, la contestación que recibió le convenció de que aquella no era una asociación que buscara intercambiar fotos de países exóticos sino otra cosa. Decidió seguir adelante y poco después recibía la carta de un matrimonio que buscaba intercambiar relaciones sexuales con otras parejas. Seis meses después acumulaba más de 500 ofertas. Esto, que hoy podría producir risa dada la facilidad con la que pueden establecerse contactos sexuales a través de internet, escandalizaba en una época en la que los tabúes sexuales eran mucho más poderosos.
The Velvet Underground nos muestra a dominadoras que humillan a sus maridos, de maridos que contemplan con placer cómo su mujer se acuesta con otros hombres o mujeres y de parejas que participan en orgías. Le descubre al lector lo que es un dildo y cuáles son sus utilidades, así como las de una gran variedad de fetiches. Relata contactos personales y epistolares como el que mantuvo su autor con la organización The Homosexuals of the World que aboga por la homosexualidad como alternativa para frenar la reproducción. Y revela también que existen instantáneas de hombres y mujeres que se dejan fotografiar practicando sexo, y mujeres que lo hacen con sus perros y… Con un tono que juega a confundir ética y moral, el autor describe un panorama que le lleva a definir el texto como “informe sobre la decadencia moral”. Leigh jamás pudo imaginar que, por culpa de un grupo de rock & roll ruidoso que decidió llamarse como su libro, esa decadencia moral iba a propagarse todavía más. Fue Tony Conrad, uno de los cineastas y músicos de vanguardia que tocó con Reed y Cale entre 1964 y 1965, quien encontró un ejemplar del libro en una calle del Bowery y lo llevó al loft que compartía con ellos. También hay una versión que dice que fue Angus McLise, primer batería del grupo, quien dejó una copia en la casa de Ludlow Street. Sterling Morrison declaró años más tarde que lo que les empujó a coger el nombre fue el hecho de que incluía la palabra underground, un término con el que el grupo estaba muy familiarizado gracias a sus actuaciones en pases de películas de vanguardia.
El libro fue publicado en Inglaterra en 1967 con la misma portada pero con el título Bizarre Sex Underground (Anihilation Press, rama literaria de Creation, lo reeditaría en 1991 con su título original). Un año más tarde vio la luz su continuación, The Velvet Underground Revisited, pero es muy probable que Leigh nunca llegara a conocer el calado que tuvo su obra. Según explicó Reed en una entrevista en 1968, antes de dar un concierto en Filadelfia el grupo se enteró de que la hija del autor estaba entre el público. La buscaron para pedirle que su padre les firmara su ejemplar y ella, indignada, les contestó que había fallecido recientemente a causa de un cáncer.
Fuente: Nada especial, el nuevo blog del inmenso Rafa Cervera.
viernes, 11 de octubre de 2013
El lunes 30 de Septiembre tuve una sesión de Reiki con una
mujer que conozco de mi pueblo natal. Al final de nuestro encuentro, le pregunté
si alguna vez había tenido alguna clase de experiencia extraña que involucrara búhos. Le pregunté: “¿Viste algún búho recientemente?” Me dijo, “Es curioso que me lo preguntes. Mi novio y yo vimos anoche una
lechuza realmente gigante; fue algo increíble.” Me explicó que habían visto una inmensa lechuza con cuernos que iba volando a
su lado, desde un poste de alambrado hacia una rama, al tiempo que ella
atravesaba un camino rural. Pasó zumbando junto a ella, volando muy bajo para
luego posarse en el suelo del otro lado del camino. Desde ahí, dice, siempre se
mantuvo en frente de ellos en todo lo que duró el paseo. Se iba moviendo muy
lento, volando siempre muy cerca del suelo, como si los siguiera. Calmadamente le dije, “Era yo. Ese búho tiene que ver con esto, con nosotros
estando acá en este momento.” Coincidió conmigo.
Esa misma noche me mandó un email donde me contaba que había vuelto a ver una
lechuza después de nustra sesión. Lo describió como un gigantesco búho gris, estaba
en el mismo lugar de su experiencia anterior, y se le “apareció” justo en el
momento en que ella pensaba que le gustaría materializar un elefante.
OK. El blog sigue en suspenso mientras dedico más y más tiempo a
mis tareas de baby sitter de mi hija.
Si alguien de casualidad pasa por acá, les
recomiendo estar atentos a esto:Piso 24.
Piso 24 es un programa de culto en la Ciudad de Córdoba. Lleva 24
años en el aire y yo estuve entre sus primeros oyentes. Desde el ’89, cuando leía cuentos y pasaba
canciones de “Conga”, de El Corte y de Don Cornelio. Ahora, después de tantos
años de no escucharlo, ya nuestros caminos se abrieron. Yo volví al camino de
la canción y las filigranas psicodélicas, y el programa hoy es casi todo
dubstep. Sigue estando bueno, aunque escuchar una hora y media de dubstep
me cansa un poco. Pero para obtener información sobre esas cosas no hay nada
igual.
En el podcast que está disponible ahora hay un bloque con música del sello M.U.D. (Macabre Unit Digital). Es algo realmente oscuro y conmovedor, que recomiendo a todos.